El desarrollo sensoriomotor es una fase crucial en la infancia, donde los niños comienzan a explorar y entender el mundo a través de sus sentidos y movimientos. Este proceso, descrito extensamente por el psicólogo Jean Piaget, se divide en seis etapas que abarcan desde el nacimiento hasta aproximadamente los dos años de edad. A continuación, se presentan las distintas etapas del desarrollo sensoriomotor:
1. Reflejos (0-1 mes)
Durante el primer mes de vida, los bebés operan principalmente a través de reflejos innatos. Estos reflejos incluyen la succión, el agarre y el parpadeo. A través de estas acciones reflejas, los recién nacidos comienzan a interactuar con su entorno. Aunque estas respuestas son automáticas, son fundamentales para la supervivencia y constituyen la base para el desarrollo de habilidades más complejas.
2. Reacciones circulares primarias (1-4 meses)
En esta etapa, los bebés comienzan a repetir acciones que producen efectos placenteros, centrándose en su propio cuerpo. Por ejemplo, pueden chuparse el pulgar repetidamente porque encuentran la sensación reconfortante. Este tipo de comportamiento es denominado «reacción circular primaria» porque las acciones se repiten de forma cíclica y están orientadas hacia el propio cuerpo del niño.
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3. Reacciones circulares secundarias (4-8 meses)
Los bebés empiezan a interesarse en el entorno exterior y a repetir acciones que afectan a objetos y personas fuera de sí mismos. Por ejemplo, pueden agitar un sonajero una y otra vez para escuchar el sonido que produce. Estas «reacciones circulares secundarias» indican un creciente interés por el mundo externo y un entendimiento básico de causa y efecto.
4. Coordinación de esquemas secundarios (8-12 meses)
Durante esta fase, los bebés comienzan a coordinar esquemas y acciones intencionalmente para alcanzar objetivos. Por ejemplo, pueden mover un obstáculo para alcanzar un juguete. Esta capacidad de planificación y coordinación refleja un avance significativo en la comprensión del entorno y en la capacidad para resolver problemas simples.
5. Reacciones circulares terciarias (12-18 meses)
Los niños se convierten en pequeños experimentadores, variando sus acciones para observar diferentes resultados. Pueden arrojar objetos repetidamente desde diferentes alturas para ver cómo caen. Estas «reacciones circulares terciarias» muestran una creciente curiosidad y un deseo de explorar cómo funcionan las cosas.
6. Combinaciones mentales (18-24 meses)
Finalmente, los niños desarrollan la capacidad de formar representaciones mentales de acciones antes de realizarlas. Pueden prever las consecuencias de sus acciones y planificar en consecuencia. Esta etapa marca el inicio del pensamiento simbólico, lo que sienta las bases para el desarrollo del lenguaje y la capacidad de jugar de manera imaginativa.
En resumen, el desarrollo sensoriomotor es un proceso dinámico y fundamental en los primeros años de vida de un niño. A través de estas etapas, los niños pasan de respuestas reflejas simples a una interacción intencional y compleja con su entorno, sentando las bases para habilidades cognitivas más avanzadas. Este proceso no solo implica el desarrollo físico y motor, sino también un creciente entendimiento y manipulación del mundo que los rodea.